Lago Titicaca, Los Uros y Amantaní
Hoy teníamos programado comenzar un tour organizado de 2 días por el Lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo. El tour incluía la visita a las islas flotantes de los Uros y a la isla de Amantaní (donde comeríamos, pernoctaríamos, cenaríamos y desayunaríamos) el primer día, así como la visita a Taquile y el regreso posterior a Puno el segundo día.
El tour estaba incluido en nuestro paquete que habíamos comprado en Arequipa, pero normalmente este mismo tour de 2 días y una noche, viene a rondar unos 95 s/. por persona.
Desayunamos en nuestro hotel, America Inn, un típico desayuno continental que incluía café, zumo de naranja, queso, un poco de jamón de york y pan, antes de que nos vinieran a recoger en un mini van para trasladarnos al puerto, donde tomaríamos un bote para adentrarnos en el lago. Dejamos nuestras mochilas grandes en el hotel y salimos con lo justo para pasar una noche en Amantani.
Al parecer si solo se desea visitar las islas flotantes de los Uros, existe una tarifa para extranjeros de unos 10 s/. más 5s/. por el ingreso al lago. Hay barcos desde las 6am hasta las 4:30 pm.
Una vez subidos en el bote, y durante la hora que tardamos en realizar nuestra primera parada en la isla de los Uros, nuestro guía nos fue explicando acerca de la historia del Lago Titicaca y de las islas. Iba mezclando el español, con un idioma que creíamos era el inglés. La cara de los no hispano hablantes era un poema.
Y por fin llegamos a una de las islas flotantes de los Uros donde nos recibió el jefe de la isla con un saludo en su lenguaje nativo, el “aimara”. La expresión para saludar en aymara es “Kamisaraki” y la respuesta es “Waliki”.
Islas Flotantes de los Uros
Las Islas flotantes de los Uros son un conjunto de islas artificiales habitables, ubicadas a unos 6 kms del puerto de Puno, en el interior del Lago Titicaca, y que están construidas a base de totora (un junco que crece en terrenos pantanosos de América del Sur). Están habitadas por los Uros, unas de las comunidades más antiguas de América, cuyo idioma sigue siendo el aimara.
Se tarda en llegar a ellas en torno a 1 hora desde Puno y están situadas a unos 3.812 m.s.n.m. Ya habíamos leído que la visita sería ficticia, está montada para el turismo y viven de ello, pero aún así teníamos interés en visitar estas islas. Pudimos comprobar en persona que es así y no es tan mágico como lo venden. Nuestro guía nos comentó que los Uros han creado un sistema de rotación por la cual los islotes se turnan el derecho a recibir a los turistas y, de esta manera, todas las familias se aprovechan del turismo.
Antes de saltar del barco, comprobamos con cautela la estabilidad de la isla. La primera impresión parece que te vas a hundir. El jefe de la isla junto con nuestro guía y un par de jóvenes vestidas al estilo tradicional de los uros nos hicieron sentar en un círculo para explicarnos más acerca de las islas y de cómo eran construidas.
El suelo de la isla es muy consistente. Está realizado con una base de tierra y recubierto de juncos tal y como se ve en la siguiente imagen. Además las islas cuentan con varias anclas para evitar su movimiento ante las intensas lluvias y los vientos en el lago.
Tras las explicaciones recorrimos la isla, echando un ojo a las casas donde supuestamente vivían y tomándonos varias fotos con ellos. Mientras tanto los locales aprovechan para vender tapices así como reproducciones de sus barcas de totora y muñecos.
Nos enseñaron cosas tan curiosas como los hornillos de barro que utilizan, colocados sobre una piedra, donde encienden las hogueras para cocinar.
Completada la visita a una de las islas de los Uros, nos dirigimos tras un paseo en una de sus barcas hasta otra isla donde si quieres puedes tomar algo. El coste por subir y navegar en una barca de los Uros es de 10 s/. por persona.
Antes de partir, las mujeres nos recitaron una canción en su idioma, el aimara.
Tras un rato en esta última isla, nos despedíamos de los Uros con la mirada puesta en Amantaní.
La Isla de Amantaní
Después de visitar los Uros, volvimos al barco y entre el cansancio que llevábamos encima, el sol radiante y el vaivén del barco no tardamos en quedarnos dormidos. Aprovechamos para descansar las casi 3 horas de trayecto desde la islas de los Uros hasta Amantaní. En esta isla, ubicada en el Lago Titicaca a 3.959 m.s.n.m., viven aproximadamente unas 5000 personas, la mayoría de ellos dedicados al turismo vivencial y a la artesanía.
Al llegar al puerto principal de Amantani, el presidente de la comunidad nos dio la bienvenida y nos dividió en grupos para que las familias se repartieran a los turistas equitativamente. Llegar hasta aquí es una experiencia única, pero te puede pasar como a nosotros, que no tuvimos mucha suerte con nuestra familia local.
Emprendimos una caminata cuesta arriba hasta llegar al pueblo, bajo un intenso sol, de unos 20 minutos, haciendo varias paradas para descansar. Recordad que estamos casi a 4.000 metros y eso se nota.
Durante la tarde usted tendrá opción de ir a caminar a unos de las montañas sagradas conocido como (Pacha Tata), esta caminata iniciara a coordinación de nuestro guía. Amatani también Conocida por la amabilidad de su gente y por ser hogar natural de la Flor de la Cantuta, habitan ocho comunidades que se dedican al cultivo en andenes, la crianza de ovejas y la elaboración artesanal de textiles y tallados en piedra. Por la noche deberá ir a descansar.
El guía nos presentó a su propia familia, con la que íbamos a convivir y a dormir durante el siguiente día.
Estas comunidades hablan Quechua pero también hablan español ya que lo aprenden en el colegio, Se supone que el turismo vivencial que ofrecen tiene como objetivo que te alojes con una familia, compartas momentos con ellos, aprendas como viven, como comen, como se comportan, cuales son sus actividades diarias, pero nosotros no tuvimos nada de esto.
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