Visitando Prambanan
La noche anterior habíamos estado dando vueltas para encontrar nuestro hotel, y es que normal, sin tener ni un solo cartel, la misión era casi imposible. El hotel “Ostic House” está muy bien, y se comprometieron a que en breve pondrían un cartel.
Habíamos llegado tarde la noche anterior y no teníamos nada preparado para visitar en Yogyakarta. Sabíamos lo que teníamos que visitar sí o sí, que no era otra cosa que Borobudur y Prambanan, así que preguntamos en el hotel por la mejor forma de verlos. Lo ideal hubiera sido haber llegado antes y haber preparado las excursiones para el día siguiente, mirando en varios sitios, y coger un tour en una agencia cercana del hotel o en el mismo hotel. La diferencia de precio con los chóferes privados suele ser mínima, aunque a nosotros nos da más confianza contratar los tours bien en las agencias y/o los hoteles.
Un tour interesante puede ser Borobudur–Mundut–Prambanan, da tiempo de sobra para hacerlo el mismo día. Como queríamos ver el amanecer desde Setumbu (desde donde se aprecia el Borobudur) y ya habían salido los tours de la mañana, decidimos contratar un tour de tarde, el que incluía la visita a Prambanan y ver un ballet Ramayana en las mismas instalaciones.
Una vez con el tour contratado y apalabrado el tour del día siguiente al Borobudur (“Sunrise at Setumbu – Borobudur only”) nos decidimos por dar una vuelta por Yogyakarta y ver el Kraton, el palacio del sultán y uno de los edificios con mas historia y mas visitados de toda la ciudad. Teníamos el mapa que veis a continuación, donde las distancias parecen muy pequeñas, pero ya os digo que desde nuestro hotel (el circulo rojo) hasta el Kratón había una hora de camino. No hay tanta línea recta como parece, y lo ideal es coger un Becak.
No nos dimos cuenta de la mala escala del mapa hasta que ya empezamos a andar un rato, creo que eramos de los pocos que andaban, allí casi todo el mundo se mueve en moto, como podéis ver en las imágenes siguientes:
Cerca del Kraton, la gente nos iba parando y contando cosas. Un señor bastante amable y que al parecer trabajaba como músico en el Palacio, nos abordó para informarnos de las visitas indispensables de la ciudad y de que no podíamos irnos de la ciudad sin conocer el arte Batik. Como he leído por otros blogs, creo que no hemos sidos los únicos a los que les ha pasado, y esta gente debe estar cobrando algún tipo de comisión. El caso es que no habíamos oído hablar del arte Batik, y nos entró curiosidad, así que el hombre sin comerlo ni beberlo nos paró un becak y le pidió que nos hiciera el precio local para llevarnos al Batik Art Centre of Yogyakarta, un centro de aprendices del arte Batik, donde te enseñan en primera persona cómo decoran la tela de algodón o de seda mediante la utilización de ceras de colores. Un arte asombroso, muy complicado y bello a la par.
Tened cuidado, porque os dirán que el Kraton está cerrado justo a la hora que queréis ir ya que habrá justo una ceremonia en ese momento. Os tratarán genial, e incluso os conseguirán un Becak para visitar algún local de arte Batik, a precio de local, tras decirle al conductor que sois muy amigos suyos. Incluso os dirán que tendréis suerte, y que justo hoy en el centro de arte se están dando lecciones del arte Batik. Tened cuidado también con los precios, aunque os digan que están fijados por el gobierno, es totalmente mentira y se pueden negociar. Los cuadros deben oler a cera, y deben estar pintados igual por ambos lados. Los cuadros falsos suelen estar pintados por un lado, ya que están hechos con máquina.
Aquí podemos ver a unas mujeres calentando las ceras y pintando unos cuadros de seda:
La verdad que nos impactó bastante el laborioso trabajo que conlleva el arte Batik. El precio de los cuadros ronda desde los 4 euros, hasta los miles de euros.
Nosotros compramos un pequeño recuerdo para regalar. Hay que tener cuidado porque según nos comentaron en otros puntos de la ciudad hay una mafia con este arte y se venden cuadros falsos, sobre todo en el centro de Malioboro. No os fiéis lo más mínimo. El cuadro debe oler a cera, y debe estar pintado igual por ambos lados. No sabemos a ciencia cierta si el centro NOVI engaña o no a su “clientela”, o al menos no nos dicen toda la verdad, ya que atraen a sus clientes de formas muy poco éticas, pero la calidad de aquí es de las mejores.
Después de visitar el centro de arte, anduvimos hasta la calle Malioboro, una de las calles más conocidas de Yogyakarta. Calle de compras, de centros comerciales, sin duda la calle está abarrotada de vida.
No teníamos mucho tiempo porque a las 14 empezaba nuestro tour por Prambanan y teníamos que estar en el hotel para tal hora. Tras volver andando desde la misma calle Malioboro, que no se diga que no nos gusta andar, llegamos al hotel sin haber comido a las 13:50, así que no nos quedó otra que entrar en un supermercado que hacía esquina justo al lado del hotel, y comprar unas lonchas de queso (6 lonchas por 11.500 IDR) y pan (9500 IDR) para comer algo.
Nuestros conductores se retrasaron un poco, pero a las 15:00, tras 1 hora de coche, llegamos a las oficinas de Prambanan. Sabíamos que si se compraba un ticket-combo para ver el Borobudur y el Prambanan en el mismo día, nos ahorraríamos bastante. Lo que no sabíamos si ese combo se podría comprar para 2 días seguidos. No nos quedó otra que preguntar en las mismas oficinas, porque ni en el hotel ni los chóferes lo sabían. Nuestra sorpresa fue que además de valer para 2 días seguidos, existía la posibilidad de conseguir el combo con el descuento de estudiante, lo que redujo bastante el precio de las entradas.
Al final el precio por persona para ver el Borobudur y el Prambanan se nos quedó en 187.500 IDR (375.000 los 2).
El coste sin carnet de estudiante está en 190.000 IDR para el Borobudur y en 160.000 IDR para el Prambanan.
El horario para visitar el recinto del templo de Prambanan es de 6 am a 5:15 pm.
Lo primero que hicimos fue visitar el conocido templo de Prambanan.
Poco a poco nos dimos cuenta que la atracción éramos nosotros, aunque esto será mucho mayor en el templo de Borobudur. Muchos locales querían hacerse fotos con nosotros.
Vimos que había un tren que te acercaba a los templos del norte así que no nos lo pensamos y nos subimos. En unos minutos se llega al templo Sewu. El tren sigue la marcha, pero puedes optar, como hicimos nosotros, en apearnos allí.
Si quieres un poco de paz, sin duda el Templo Sewu es tu lugar. A mi me gustó mucho, y lo bueno es que estaba vacío de turistas. Tras visitarlo, volvimos andando hacía la entrada, no sin antes ir visitando otros pequeños templos, algunos en peor situación como es el caso del Candi Bubrah o el Candi Lumbung

Candi Bubrah
Antes de salir del recinto, no nos resistimos a volver a hacer una visita al templo principal.

Los 2 dentro del Templo Prambanan
Hicimos un último video del templo, ya casi anocheciendo, y cuando ya no había casi gente porque estaban desalojando el recinto desde hace un rato.
En el tour teníamos contratado el visitar el Ballet Rampana, dentro de las inmediaciones de Prambanan, así que nada más salir del recinto, nuestros chóferes nos llevaron al lugar del ballet. Allí nos hicimos esta entrañable foto:
Nada más entrar se escuchaba esta música tan pegadiza:
Y aquí sufrimos una decepción, nada más entrar, empezó a llover casi tan fuerte como nos pasó en Kuala Lumpur. Conseguimos un paraguas de parte de la organización, pero tras esperar casi 1 hora desistimos de estar allí con el paraguas para salvaguardarnos de la lluvia en el ticket office. Al parecer no estaba claro si se suspendería o no la actuación (que es al aire libre normalmente) o si trasladaría a un teatro cerrado (pero ya no sería lo mismo). No paraba de llover así que decidimos vender las entradas a una pareja de asiáticos. La pena fue que mientras buscábamos a nuestros chóferes para volver al hotel, dejó de llover y el calor tan fuerte que hacía secó lo que parecía imposible de secarse tan rápidamente, así que nos quedamos sin entradas para ver el espectáculo. Otra vez será, nos salió mal la jugada.
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